No es necesario que renuncies a tu empleo para ser conservacionista.
Lo importante es que cada uno realice su pequeño aporte. Imagínate que un habitante de cada país simplemente cerrara el grifo mientras se cepilla los dientes, donara 10 dólares anualmente o trabajara algunas semanas al año en una organización conservacionista. Sin duda alguna, el mundo cambiaría rápidamente.
La mejor recompensa para esta ayuda, es la experiencia en sí misma. Las personas dicen sentirse mucho mejor después de haber realizado donaciones caritativas, y se sienten satisfechas cuando saben que han actuado responsablemente en favor del medio ambiente.
La próxima vez que quieras gratificarte, ¡haz algo por el planeta!, ¡te alegrarás!
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